martes, 19 de abril de 2011

Andanzas por la Tebaida berciana 2011

En esta ocasión, primaveral ya, la expedición fue el domingo 17 a tierras bercianas, Allí romperíamos el silencio del valle una concentración de 250 corredores, dispuestos todos nosotros a afrontar los 20 km por sendas y caminos entre robles, nogales y castaños, pueblos cobijados y resguardadines que albergan el encanto de las casas de piedra con techos de pizarra, además de sus increíbles balconadas de madera que confiere en su conjunto un aspecto de mimetismo natural que casi da pena plantarse allí con zapatillas de colores y no con madreñas.
No sólo rompimos el silencio del valle nosotros con nuestra algarabía y esa música maquinera que se empeñan en poner en todas las carreras, sino también el olor de esa tierra y el color del paisaje quedaba ennegrecido por un incendio que se desataba en una de las laderas la noche anterior, suceso que determinó el sentido de la prueba y la organización decidió alterar por seguridad de los corredores, así que parece ser que corrimos al revés, jejej, ¡de espalda!
Imagen tomada por Omar, de León Trail
Ha sido la carrera más bonita que he disfrutado hasta el momento, en compañía de Fran y Bea, porque Mario era nuestra liebre escapada, iniciamos la carrera cuesta abajo por la carretera, pero casi inmediatamente nos adentramos en la ladera por un sendero en el que podía resultar complicado efectuar ningún tipo de adelantamiento, más o menos llano recorrimos unos 5 km entre bosques, alguna pradera y saltamos algún reguero para visualizar un oasis a los 45 minutos en Manzanedo de Valdueza, allí estaba el primer avituallamiento en el km 7, en el que Fran no perdió ocasión para rellenar sus mofletes de plátanos y la joroba de gatorade...bueno, nosotras tampoco lo hicimos mal, luego el camino seguía por un bosque cuesta abajo y desembocábamos en la carretera nuevamente.
Ahí comenzaba la verdadera carrera, donde las cuestas nos situan a cada uno en nuestro lugar, hasta ese punto no habíamos parado a caminar, pero ahí ya era imposible correr y subimos ese primer tramo de desnivel importante caminando, Bea y Fran me esperaron unas cuantas veces y proseguimso a chaos corriendo cuando la orografía lo permitía, yo ya sólo deseaba cuestas para pararme y caminar, llevaba el ritmo roto, me faltaban muchos entrenos de cuestas, pero estaba disfrutando verdaderamente, risas con los amigos, un paisaje espectacular y un día precioso.
En Montes de Valdueza nos esperaba el segundo y último avituallamiento, en el que también nos tomamos nuestro tiempo para rellenar bien el buche y proseguir el último tramo, los 7 km que nos separaban de Peñalba. Ahí continuamos juntos hasta el arroyo que cruzábamos en un escenario muy semejante a Picos de Europa y debíamos ascender a una collada en el que ajenas a todo acontecer se encontraban pastando las ovejas que custodiaba un aburrido mastín. El grupo se dispersó, las fuerzas eran dispares y yo quedé rezagada, la cuesta era exigente, y aunque no paré en ningún momento, tampoco les alcanzaba. Una vez en la collada y con la alegría de reencontrarnos a lo lejos con Peñalba, iniciamos una exigente bajada que pagaríamso los dos días siguientes con agujetas varias. En la bajada alcancé a Fran, que me esperaba para verme resbalar en el arroyo y darme el culazo del día, luego ya en menos de 1 km nos esperaba la meta, no sin antes afrontar la última subida...andando, ¡cómo no! Imagen tomada por Omar, de León Trail
Y allí acabó esa primera experiencia de Bea y Fran en una carrera de montaña, y de una excusa más para el reencuentro con viejos amigos como Patricia y Pedrito, que se alzó en un segundo puesto, así como para estrenar nuestra camiseta de running del Triatlón León en compañía igualmente de Juan Ramón, Justo, Conchi y Mila. Mario por su parte realizó un 9º puesto exigiéndose como siempre el máximo. Bea y yo en la clasificación femenina quedamos en las posiciones 9ª y 12ª respectivamente, Fran el 153º en la general, pero eso ya era lo de menos, la bolsa del corredor a la llegada tenía ya de por sí tantos regalos(botella de tinto de mencía, bote de infusiones y un bollo preñao riquísimo), que unidos a la belleza del paraje y la buena compañía, todo lo demás era anecdótico.

4 comentarios:

  1. Enhorabuena, me alegro de que lo pasaras en grande.

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  2. Madroñas no, se dice madreñas ¡¡¡

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  3. Al menos tú te atreves a ir a esas cosas...

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  4. Me alegro que fueramos a esta carrera.
    Me encantó que vinierais y que compartas tantas cosas conmigo.
    Mañana la siguiente.
    Besos

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